Causas de origen psicosocial productoras de accidentes según el Lic. Oscar Santini (*)
" Una de las que se podría considerar clave es la problemática con el aprendizaje de los límites (como cuidado y amor). El ser humano evolutivamente necesita de los límites para poder crecer y desarrollarse desde su mismo engendramiento. Al todavía necesario (a pesar de los avances tecnológicos) útero biológico que brinda un marco sostén para el desarrollo de los primeros meses de vida intrauterina, se continúa un útero vincular-familiar y luego socio-comunitario, en los que los vínculos primarios (atravesados por la cultura en que están insertos) otorgan un sostén que posibilita contener y favorecer el desarrollo del sujeto psíquico-biológico-social.
El marco que ofrece la familia con los afectos y normas tanto interdictorias de los deseos como de satisfacción de necesidades y de convivencia, otorga el encuadre necesario para el crecimiento del sujeto y su integración a la cultura de la que forma parte.
Los límites permiten disminuir la vulnerabilidad que produce la confusión y angustia por falta de los mismos. El NO es un diferenciador yo-otro y también estructurante del psiquismo. Muchas veces se teme expresar o defender el no, por temor a ser rechazado o que el mismo signifique desamor.
El adecuado aprendizaje del manejo de los límites incluye una reflexión sobre el control y demora en la descarga de impulsos y de intensas emociones primarias, evaluando las consecuencias de su descarga irreflexiva para sí y para terceros, como también brinda la posibilidad de encontrar caminos sublimatorios, menos riesgosos o más sintónicos con la situación.
La ausencia de límites en distintas situaciones evolutivas puede producir la vivencia de desamparo, despersonalización o incluso sensaciones muy primarias de fragmentación yoica. El límite y el aprendizaje de lo normativo es fundamental para la estructuración del sujeto psíquico y social.
La ausencia de mirada de los padres como contención de los aprendizajes y estructurante psíquico, puede dificultar la relación con el cuerpo del niño, su integración, el desarrollo de destrezas, el enfrentamiento de riesgos y los cálculos o medida de posibilidades y límites.
Las separaciones críticas de la persona necesitada y amada-odiada, pueden bloquear la autonomía anhelada y producir de inseguridad y mal manejo de las distancias, tiempos, riesgos o generar situaciones confusas de alta peligrosidad en el tránsito.
La promiscuidad, la impunidad y la transgresión son facilitadores de conductas adictivas, perversas y de accidentes diversos, ofreciendo el cuerpo, los vínculos o la vida social como áreas donde se monta la escena y se desarrolla la problemática socio-económica y vincular.
La violencia existente en el desamparo y abandono afectivo y social no permite o dificulta el desarrollo de los sentimientos de solidaridad.
El accidente puede ser una de las vertientes de descarga de la violencia individual y social, por posible acumulación de frustraciones individuales o producto del modelo consumista.
Se podría inferir que las condiciones económico-sociales agravan la potencialidad al accidente y que a su vez, son abonadas por otro factor que profundiza el problema, y es que las condiciones expresadas ofrecen la base para el desarrollo de adicciones a las drogas y al alcoholismo. En este momento, existe un importante porcentaje de accidentes en los que el factor determinante en su causa ha sido la influencia de los mismos (alrededor del 13%).
Asimismo, el enfrentamiento de situaciones vitales, como son el fallecimiento de seres queridos, nacimiento de hijos, cambio de estado civil, pérdida de trabajos, etc., pueden producir un nivel de tensión psíquica y estrés por dificultades vinculares, en la comunicación y en el trabajo elaborativo que incrementen el nivel de riesgo a sufrir un accidente.
La atracción por la velocidad está arraigada en la vivencia de goce omnipotente por el dominio del espacio-tiempo que posibilita. Correr al límite del control-descontrol produce un goce especial que compromete los sentidos y una profunda excitación psíquica.
La muestra de constante prisa en las ocupaciones y en el manejo, suele indicar el grado de estrés en que una persona se encuentra y muchas veces funcionando como forma de exhibir o convencerse de lo ocupado que está. Código en el que el mero estar, compartir, detenerse o tomar tiempo para realizar distintas actividades es mal visto o descalificado interna y socialmente. La sobre adaptación termina siendo la salida riesgosa que, puesta en el tráfico, puede traer nefastas consecuencias. "
Fragmento trabajo final: "Los accidentes viales y el peatón" - Noel San Martín . Curso intersectorial de psicoemergencias - Esc. de Salud Pública. UNC.
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