por Lic. Eliana Alvarez Di Fino
Equipo de Nutrición para Emergencias y Desastres
Equipo de Nutrición para Emergencias y Desastres
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al 7 de agosto: Semana de la Lactancia Materna
Los
lactantes y los niños se cuentan entre las víctimas más
vulnerables de
las situaciones de emergencias o desastres. La
interrupción de la lactancia natural y la alimentación
complementaria inadecuada acentúan el riesgo de malnutrición,
enfermedad y mortalidad (OMS,
2003).
En
todas las situaciones, la mejor forma de evitar la malnutrición y la
mortalidad en lactantes y niños de corta edad es asegurarse de que
la lactancia materna comienza en una hora tras el nacimiento y de que
no reciben ningún otro alimento ni líquido (ni siquiera agua) más
que la leche materna hasta los seis meses de edad, así como de que
continúa practicándose la lactancia materna, complementada con
otros alimentos adecuados, hasta los dos años o más. Incluso en
situaciones de emergencia, debería procurarse crear y mantener un
entorno propicio para la alimentación frecuente de los niños con
leche materna al menos hasta que cumplen los dos años de edad (OMS,
2009).
La leche materna ofrece una fuente excelente de nutrición para los
niños y, especialmente cuando no hay agua potable, contribuye a
proteger a los niños contra enfermedades infecciosas transmitidas
por el agua.
DERRIBAR
MITOS
Existen
muchos mitos que rodean la lactancia materna durante las crisis: que
las mujeres sometidas a tensión o que sufren a causa de la
desnutrición no pueden amamantar, por ejemplo, o que las mujeres que
han dejado de lactar no pueden comenzar otra vez.
Más
peligroso es el impulso de los donantes, muy frecuente, de enviar
fórmulas infantiles o sucedáneos de la leche materna a las zonas de
desastre, menoscabando las prácticas de lactancia materna que se
lleven a cabo en el lugar y las actividades para lograr que aumente
el número de madres que administran leche materna a sus hijos
(UNICEF, 2009).
PROTECCIÓN
DE LA LACTANCIA MATERNA
Por
lo tanto, en situaciones de emergencias o desastres, la atención
debe centrarse en la protección y apoyo, de forma activa, de la
lactancia materna; por ejemplo, estableciendo “rincones” seguros
para las madres y los lactantes, servicios de orientación
individualizada y sistemas de apoyo entre madres.
Como parte de su
preparación para emergencias, los hospitales y otros servicios de
atención de salud deben contar con profesionales formados que puedan
ayudar a las mujeres a comenzar la lactancia materna y superar las
dificultades (OMS,
2009).
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